¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío. Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Salmo 13: 1-4. La Biblia nos dice que David tenía un corazón conforme al corazón de Dios, sabemos del respaldo de Dios en su vida. Cuando David era un humilde y fiel pastor de ovejas las defendía aunque tuviera que arriesgar su vida peleando contra todo lo que venía a amenazar la seguridad de sus ovejas. Lo mismo le resultaba un oso que un león sabía que Dios estaba con él y por lo tanto no había quien pudiera vencerlo. También leemos como Dios le dio victoria frente a Goliat, el filisteo que tenía aterrado al pueblo de Israel, sin embargo David derribó al gigante diciendo: “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” 1 Samuel 17:45. Tantas fueron sus victorias, que llegaron a despertar los celos del Rey Saúl, ya que el pueblo cantaba “Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles”.1 Samuel 18:7 Este mismo David fue el autor de este salmo y no es mi intención enfatizar en la falta de fe de este valiente guerrero, ni su supuesta ingratitud y mala memoria de las hazañas que había realizado en el poder de Dios, por el contrario, esto me demuestra el lado humano de David, quizás sus áreas débiles, que pese a ser ese impresionante personaje bíblico con un corazón conforme al de Dios, aun así tenía sus días bajos. Quizás temporadas enteras en las que se sentía como se desprende de este salmo, olvidado por Dios. En términos más simples, si esto también le pasaba a David, tú y yo también califiquemos para que a través de nosotros se pueda manifestar el poder de Dios. ¿Sientes que tus oraciones no llegan a Dios? ¿Te sientes olvidado por El? ¿Piensas que escucha más a otros que a ti? Pero antes de terminar el salmo, aparece el David que todos conocemos y dice: “Más yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien.” (Salmo 13:5-6). Si hoy te encuentras como David cuando escribió este salmo, te animo a que hagas como él, que confíes en la misericordia de Dios y te alegres porque si creíste en Él, tienes salvación. Aún antes que veas la victoria, declara también en tu vida, cantaré, alabaré a Jehová porque Él ha sido, es y será bueno para mí.
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