Hay una canción que habla del hecho de que nos hacemos ideas de la apariencia de la gente. Y cuando hacemos eso, puede que venga alguien con una vestimenta que se vea sucia, arrugada, y es posible que sintamos que no debe entrar porque va a ensuciar las sillas, la alfombra.
Eso es prejuicio. Juzgar por la apariencia, no debería ser algo que hacemos los cristianos. No tiene que ver el exterior con el corazón, con la persona. Jesús y sus discípulos andaban largos trayectos de carreteras de tierra a pie, sudaban y se ensuciaban con el polvo, la tierra de los lugares por donde pasaban.
Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente.
Juan 7:24 (NTV).
Dejemos esos prejuicios, por favor. He sido testigo de personas muy ligadas a una iglesia que se preocupan más por la apariencia de la iglesia que por su rebaño. Sienten que, si dejan a los niños jugar, van a ensuciar las paredes y están vigilando a todo adulto que no conozcan para que no se salgan de sus patrones.
Crearon más leyes que las realmente importantes para Dios e hicieron sus propios derivados de acuerdo con sus prejuicios para con todos. Cuando vino Jesús, los criticó sobremanera y fue por esa razón. No nos vayamos más allá de lo esencial en cuanto a normativas, eso cansa y aleja a la gente en lugar de invitarlos.
La iglesia tiene que ser más como un hospital, donde recibimos a los enfermos, a los heridos y les damos amor. Los tenemos que recibir con amabilidad y mostrarles la gentileza de Jesús. Si sientes que en tu iglesia tienen ese problema, no critiques, mucho menos lo vayas a compartir. Eso sería caer en chismes.
Él se deleitará en obedecer al Señor; no juzgará por las apariencias ni tomará decisiones basadas en rumores.
Isaías 11:3 (NTV).
En esos casos tienes que hablar con uno de los superiores y con amor en tu corazón, decirles lo que te preocupa, algo que puede ser perjudicial para la iglesia. Debes tener bases sólidas y puedes hablar de mostrar el amor de Jesús a todos y que tal vez si no lo hacen no aumente la asistencia al templo.
Oremos por todas las iglesias, para que no alejen a las personas, sino que las hagan tener más ganas de asistir cada día. Que practiquen la justicia, la ecuanimidad y dejen de juzgar por la vestimenta o por apariencias externas en general. Hay que darle chance a la gente de darse a conocer bien.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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