Cuando nuestros planes se paralizan por una u otra razón, nos sentimos desconcertados y con impotencia, ya que hay muchas cosas que salen de nuestro control y es inevitable desmoralizarnos.
Muchos hoy en día se encuentran paralizados, con sueños y proyectos estancados, negocios detenidos, trabajos inconclusos, etc. Todo el mundo está sufriendo un gran cambio que no se había visto en mucho tiempo. ¿Quién podía pensar hace unos meses que esto pasaría? Nadie tenía planeado quedarse en casa por semanas de este modo.
Al estar así, podemos reflexionar acerca de la fragilidad de la vida y vemos que el poder, el dinero, la fama o cualquier otra cosa que pueda hacernos pensar que tenemos la vida comprada en realidad no es nada. Un virus ha detenido al mundo entero, sin embargo, Dios en medio de todo lo que está aconteciendo lo usará para bien, como dice Romanos 8:28.
El hombre debe pasar por un proceso para recordar que hay un Creador, que no se puede valer por sí mismo, que a pesar de las capacidades y destrezas que tiene, Dios es más grande y de Él depende nuestra existencia.
En este tiempo, que es difícil para todos, pregúntale a Dios cuál es el plan que tiene para ti, qué necesitas cambiar o dejar para seguir Su propósito y medita en la Palabra de Dios, ahí encontrarás la guía, el Señor hablará a tu corazón y recibirás de su fortaleza para que tu fe no mengue.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Jeremías 29:11 (NVI)
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