Muchas personas se afanan y sacrifican por comprar casas, terrenos, autos, en obtener títulos de honor, poder e influencia; pero es bueno recordar que el dinero no puede adquirir lo fundamental como la familia, el tiempo y la salud. Por esta razón, el Señor nos enseña a poner prioridades.
El dinero puede comprar una casa, pero no una familia
No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.
Mateo 6:19-21 (DHH)
En necesario mencionar que ser rico y tener muchas posesiones no es malo, el problema está en poner nuestro corazón en ello. Jesús nos enseña que los verdaderos tesoros son los espirituales, los cuales no pueden ser corrompidos por la polilla y el orín, y tampoco los ladrones los pueden robar.
Lo que conseguimos en este mundo es transitorio, no llevaremos nada cuando muramos; tal vez por el momento podemos disfrutar de nuestras posesiones en la tierra, pero sólo será por un tiempo. En cambio, los tesoros espirituales son eternos, jamás los perderemos si perseveramos hasta el fin.
El dinero puede comprar una Biblia, pero no salvar tu alma
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Mateo 16:26 (RVR 160)
Como hijos de Dios debemos reconocer el gran valor de las cosas espirituales, como los dones y frutos del Espíritu Santo, el servicio en la obra del Señor y el deber de salvar almas, que constituyen un valioso tesoro para nuestras vidas.
De nada sirve que llegues a ser millonario y consigas todos los bienes que deseas en este mundo si pierdes tu alma. Recuerda que la vida aquí es corta, pero tendrás una eternidad con Dios para disfrutar tus tesoros espirituales. Te animo a poner tu corazón en el Señor y su voluntad como prioridad.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ
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