A veces es inevitable decir comentarios negativos cuando alguien no nos agrada, pero nos olvidamos que este individuo tiene sentimientos y será defendido por aquellos que lo aman, por tanto “cuida lo que dices” porque, ¿sabías que Dios también se enoja cuando hablan mal de sus hijos?
Cuida lo que dices, podrían tener un defensor poderoso
María y Aarón hablaban mal de su hermano Moisés porque se había casado con una mujer que no era hebrea sino etíope. Y dijeron: «¿Acaso Dios le ha hablado sólo a Moisés? También nos ha hablado a nosotros». Dios oyó lo que habían dicho, y se molestó al oírlo porque Moisés era la persona más humilde del mundo.
Números 12:1-3 (TLA)
En estos pasajes observamos a los hermanos de Moisés criticándolo a él y a su esposa por algo de lo que ella no tenía el control: “su apariencia”. Al parecer ella tenía una tez oscura por su procedencia etíope.
Sin embargo, quisiera resaltar un aspecto fundamental, puesto que si bien Moisés no podía defenderse y tampoco sabía lo que estaba pasando, alguien salió en su defensa.
Cuida lo que dices, puede ser lo último que otros recuerden de ti
Dios bajó en la columna de nube y se puso a la entrada del santuario; llamó entonces a Aarón y a María, y cuando ellos se acercaron les dijo: «Óiganme bien. ¿Por qué se atreven a hablar mal de Moisés? Ustedes saben que cuando yo quiero decirles algo por medio de un profeta, le hablo a éste por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, que es el más fiel de todos mis servidores, hablo cara a cara. A él le digo las cosas claramente, y dejo que me vea». Y Dios se alejó de ellos porque estaba muy enojado. Y resulta que cuando la nube se apartó del santuario, a María le dio lepra. ¡La piel se le puso blanca como la nieve!
Números 12:5-10 (TLA)
No olvidemos que Dios tiene un trato especial con aquellos que son fieles a Él, por tanto ¡Cuida lo que dices! El Señor salió en defensa de su siervo leal, Moisés, y estaba tan enojado que no soportó ni esperó tiempo para reprender a María y a Aarón por sus comentarios y, de inmediato, recibieron las consecuencias de sus acciones.
No olvides que las palabras destruyen o dan vida
A Dios no le agrada que murmuremos, critiquemos o hablemos mal de otros, en especial si son tus hermanos en la Fe. Si tienes algo contra alguien, tu deber es conversar de frente con esa persona para solucionar el problema.
Te animamos a pedir perdón al Señor si has incurrido en esta falta y a cuidar lo que dices, porque en su tiempo rendirás cuentas por cada palabra.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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