Es imprescindible que sepamos lo importante que es empezar de nuevo cada mañana. Imagina que hace una semana has trabajado intensamente en la limpieza de tu casa, la has pintado y te has ensuciado completamente, pero hasta ahora no te has cambiado de ropa, ni te has bañado ¿Cómo te sentirías? Personalmente incómoda, avergonzada, y sin ganas de salir afuera. Muchas veces nos encontramos así delante de Dios, hemos pecado y le hemos pedido perdón por fallarle pero continuamos llevando la culpa en nuestra espalda, es decir, la misma ropa, por lo que nos da vergüenza acercarnos a Él, no podemos empezar de nuevo, ni emprender lo grande que tiene para nosotros. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lamentaciones 3:22-23 ¡Dios es tan bueno que su palabra dice que cada mañana es nueva! ¿Te imaginas si Él trajera cada día los errores que hemos cometido en el pasado? Nunca tendríamos paz. Es trascendental que comprendas que para Él no es importante tu pasado, sino lo que hagas este nuevo día que te dio, cómo lo utilizarás, que alcanzarás, avanzarás o retrocederás. Este nuevo día te animo a cambiarte de ropa y dejar el pasado atrás. Te sugiero empezar haciendo que tus rodillas toquen primero el suelo antes que tus pies, pídele perdón de los pecados que has cometido, después cántale una canción y ¡empieza de nuevo! Acepta el perdón de Dios y comienza a luchar para alcanzar lo que te ha prometido. También busca ser como Él porque como hijos debemos seguir sus pasos. La amargura y resentimiento no vienen de Dios, sino del enemigo porque a él no le gusta avanzar sino retroceder, así que si alguien te falló o estás enojado con alguien dale otra oportunidad. No mires su pasado, sino tu futuro, ¡no con tus ojos sino con los ojos de Dios!
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