Cuando los tiempos de dificultad llegan a nuestras vidas, podríamos reaccionar de la manera como lo hizo Job. Queremos que Dios haga un juicio y nos califique, que nos escuche y exponemos nuestra defensa.
Presten mucha atención a lo que voy a decir; escúchenme hasta el final.He preparado mi defensa; seré declarado inocente.
Job 13:17-18 (NTV)
Es una reacción, no es la respuesta adecuada. Nuestra perspectiva sobre la justicia nunca va ser la misma que la de Dios. Creemos que explicando nuestra posición a Dios, podemos cambiar las cosas pero Él no necesita de nuestra opinión. Nosotros necesitamos acatar lo que Él decida.
Las circunstancias difíciles que nos trae la vida son duras de aceptar, son tiempos de angustia, y reclamar a Dios no es la manera de proceder. Al igual que en cualquier discusión, antes de hablar o emitir un reclamo, pensemos, calmémonos y busquemos las razones.
Por eso el relato de los acontecimientos de Job, para que entendamos que las dificultades las trae el maligno. Y por otra parte, que no olvidemos que Dios es soberano y nadie tiene derecho de cuestionarlo. Por otra parte, sabemos que en cualquier circunstancia, Él nos acompaña.
Nuestro Creador estará presente con nosotros. Hay circunstancias que permite, hay lecciones que necesitamos aprender y habrá muchos buenos tiempos también. ¿Acaso solo lo vamos a alabar cuando las cosas vayan bien? A Dios, hay que adorarlo y respetarlo en todo momento.
Debemos tomar el tiempo de vida en este mundo, como una preparación para lo que viene al irnos de aquí. Si escogimos ser cristianos, tenemos el perdón de Dios y sabemos dónde vamos a pasar la eternidad. Ese es el entendimiento que debemos compartir, la verdad que sabemos acerca de la eternidad.
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