No se necesita ser millonario ni saber dar grandes discursos para impactar en la vida de alguien y cambiarla, con muy poco puedes hacer la diferencia.
El pastor no pensó más en el incidente, puesto que acostumbraba hablar a otros de la vida eterna. Cerca de la media noche, oyó que llamaban a su puerta. Cuando la abrió, vio al conductor del autobús a quien le había hecho el comentario del cielo.
Dicen que cada persona es un mundo y es cierto, todos tenemos nuestras propias batallas, nuestras victorias, derrotas, alegrías, tristezas, desafíos, sueños y metas. Quizás no somos conscientes de cuánto podemos influir en la gente ni del poder de nuestras palabras.
A veces, en el momento menos pensado, Dios puede poder a alguien que necesita una palabra de aliento, de esperanza en nuestro camino y con muy poco (y hasta sin darnos cuenta) podemos transformar esa vida. Si un saludo amable puede cambiar una vida, ¿cuánto más una oración?
Mantente atento a la voz de Dios y sé sensible a las necesidades de los demás, tu vida puede ser un gran instrumento en las manos del Señor.
Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto.
Filipenses 4:5 (NTV)
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