La Biblia relata cómo Jesús ayudó a unos pescadores a tener una abundante pesca después de una noche de trabajo sin éxito. Al ver esto, se asombraron tanto que uno de ellos, Pedro, se puso de rodillas y le pidió que se aleje de él porque era demasiado pecador; sin embargo, Jesús les dijo que no temiesen y que desde ahora iban a ser pescadores hombres. Dejaron sus barcas y lo siguieron. (Lucas 5:1-11)
La pesca era su fuente de trabajo, alimento y sustento para su hogar, pero el evento con Jesús tocó tanto su corazón que no lo pensaron dos veces y lo siguieron para ser lo que les dijo: Pescadores de hombres.
Los cristianos podemos ser unos buenos pescadores que aprovechamos el alto volumen de personas necesitadas a nuestro alrededor o ser irresponsables y quedarnos dormidos en vez de trabajar.
Hoy en día podemos decir que no hay pretextos para no compartir el mensaje de salvación, ya que tenemos muchas facilidades para llegar a más personas con las redes sociales y demás.
Aprovechemos cada oportunidad que se nos presente para poder predicar de la palabra de Dios, porque hoy en día existen muchas personas que están buscando en quién creer, una razón para vivir y no podemos quedarnos callados.
Puede que creas que no tienes la valentía de hacerlo, pero no se trata de fuerza o inteligencia, compartiendo simplemente tu testimonio de cómo eras antes de conocerlo puedes llegar a muchos corazones necesitados.
¡Hay muchos que precisan de ti para conocer a Jesús, no te niegues al llamado!
“Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!” Isaías 52:7 (RVR1960)
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