Posiblemente tu eres una de esas personas que necesita auxilio pronto porque tu vida no fue en la dirección correcta y ahora estás hundido en el pozo de la desesperación, en el lodo cenagoso. Si es así, ¡ánimo, hay esperanza!
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Salmos 40:1,2 (RVR1960)
Se cuenta que hace muchos años, Richard Almo, de Pittsburg, andaba hacia su casa, después de trabajar en el turno de noche de los Altos Hornos Jones & Laughlin.
Al pasar vio, en un barranco que estaba al lado de la autopista Penn-Lincoln, lo que pareció la cabeza de un hombre en el fondo del mismo. Bajó al barranco y vio que, efectivamente, era la cabeza de un hombre que todavía se encontraba con vida.
El hombre había quedado atrapado en la ciénaga, y cuando Almo lo encontró hacía dieciocho horas que estaba inmovilizado. Se había hundido poco a poco y el cieno le llegaba a la altura de la barbilla. No podía hablar porque la boca la tenía llena de fango. Solo podía mover los ojos.
Almo corrió en busca de auxilio. Llamaron a los bomberos y a la policía, y sobre un camino de ramas cortadas de los árboles cercanos lograron arrastrarse hasta el hombre atrapado y ponerle una cuerda bajo los brazos. Con un cuidado extraordinario para no lastimarlo, tiraron de la cuerda y lo sacaron del lodazal, donde habría muerto en poco tiempo de no haber sido visto por Almo.
El lodo cenagoso se caracteriza por ser profundo, abundante y, mientras más se mueva la persona o animal que caiga en él, más se hundirá. No hay forma de salir sin ayuda.
Posiblemente te sientas atrapado en el lodo cenagoso, sientes que ya casi no puedes respirar, no puedes moverte, y necesitas ayuda con urgencia. No importa cómo llegaste a esa situación, lo importante es que puedes recibir ayuda.
El Salmo 40 nos muestra la desesperación en la que se encontraba el salmista, pero también nos muestra cómo Dios lo rescató, puso sus pies sobre la roca, sobre terreno firme y enderezó sus pasos. ¡Lo mismo puede hacer contigo!
No importa cuán dura es tu situación en este momento, Dios puede rescatarte del lodo cenagoso, ¡búscalo!
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