Hay días en que el desaliento nos acompaña y hace que nuestras jornadas sean grises y sin esperanza. Perder el ánimo por diferentes situaciones puede desgastarnos, por ello es necesario aceptar por lo que estamos pasando y aprender a controlar esta emoción.
¿Qué te desalienta? Entrégaselo a Dios
Somos vulnerables, no somos perfectos y no tenemos todas las cosas bajo nuestro control, pero tenemos un Dios grandioso que es Todopoderoso y ni una hoja cae sin que sea su voluntad. Sea cual sea el motivo de tu desaliento ¡entrégalo de corazón en oración a Dios!
Jesús, cuando fue a orar al monte Getsemaní, estuvo profundamente triste y angustiado porque sabía lo que iba a pasar, en lugar de decaer, derramó su corazón a Dios en oración:
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Mateo 26:39 (RVR 1960)
Luego de orar tres veces, fue fortalecido para enfrentar lo que venía. Jesús no ignoró sus emociones, no contuvo lo que había en su corazón y se presentó a Dios tal cual se sentía. Así mismo podemos presentarnos delante de nuestro Padre, que sin duda nos comprenderá y también alentará a confiar en que Él tiene todo bajo su control.
Empieza de nuevo
Que el desaliento no sea el que decida cómo será tu día, sino que sea tu fe en Dios la que te haga caminar con confianza, creyendo que a pesar de todo lo malo que pueda pasar, en Él está tu esperanza.
Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón.
Salmo 73:26 (RVR 1960)
Tendremos días buenos y malos, lo importante es mantener la fe en el Señor como la fuente de nuestro aliento.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ
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