En medio de los dolores y las dificultades de la vida, muchas veces somos tentados a pensar: Nadie se preocupa por mí. Recuerda que no eres una persona más, sino eres alguien especial y de gran valor.
Una joven estudiante asistió a una ceremonia en honor del Rey Eduardo VII de Inglaterra. En dicha ocasión miles de escolares estaban presentes para cantar para él. Al finalizar, el rey pasó junto a las filas de los entusiasmados jóvenes.
Después de que el rey se fue, una maestra vio a una de sus estudiantes sollozando y le preguntó:
El rey Eduardo no podía fijase individualmente en todos los jóvenes en aquella gran multitud; en cambio Dios, puede prestarnos atención de forma individual y personalizada porque nos conoce desde el vientre de nuestra madre.
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Salmos 139:13 (NTV)
Existen profesores que tienen tantos alumnos que muchas veces no recuerdan sus nombres, o quizás sólo el apellido. Los gerentes o dueños de grandes empresas pueden no conocer a todos sus empleados, pero para Dios no eres una persona más, Él te conoce tan bien que sabe tu nombre e incluso cuántos cabellos tienes, así de valioso eres.
En cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.
Mateo 10:30, 31 (NTV)
No importa lo que digan los demás de ti o el valor que tu te des, lo importante es lo que Dios piensa de ti.
Muchas veces nos menospreciamos o permitimos que las críticas destructivas de la gente nos afecten y nuestra percepción de nosotros mismos queda dañada.
Para Dios no tienes que ser perfecto, Él te conoce muy bien y aún así te ama. La clave del amor radica en que Él nos amó primero y no necesitamos cumplir con los estándares de la gente porque con nuestras defectos y virtudes su amor hacia nosotros no cambia.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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