A nadie le gusta pensar acerca de la muerte, pero es algo inevitable en la vida de los seres humanos. Sin embargo, podemos elegir cada decisión que tomamos, construir la vida que queremos tener para que al final de ella no nos arrepintamos de nada.
Existen muchas frases de gente famosa que fueron dichas cuando llegaban al final de su vida.
En la Biblia encontramos dos completamente diferentes. La primera está en 1 Samuel 26:2,1 cuando Saúl estaba a las puertas de la muerte y tuvo que admitir: «He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera»
La segunda es de Pablo, quien dijo al final de su vida: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» 2 Timoteo 4:7 (RVR1960)
Pablo no siempre fue un ejemplo como cristiano, recordemos que antes de su encuentro con el Señor, perseguía a los cristianos; pero ese momento decisivo cambió su vida y él se esforzó para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
A veces vivimos como si la muerte fuera algo ajeno a nosotros, quizás por temor, pero lo cierto es que todos nos enfrentaremos a ella, unos antes que otros.
Y si bien la idea tampoco es vivir pensando solamente en la muerte, es bueno ser conscientes de que la vida terrenal es corta y que en el breve tiempo que estamos aquí, debemos prepararnos para la eternidad.
No se trata de vivir una vida sin errores, porque humanamente es imposible, todos fallamos y nos equivocamos; sin embargo, debemos ser capaces de arrepentirnos, pedir perdón y corregir nuestro camino.
Algo que nos puede ayudar a no dejar que pasen los días sin pedir perdón, sin reconciliarnos con los que amamos, es ser conscientes de la brevedad de la vida y para eso necesitamos la ayuda de Dios.
Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría.
Salmos 90:12 (NTV)
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