Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo trae beneficio.
1 Corintios 10:23 (NTV)
A veces pensamos que solamente las cosas prohibidas son malas. Sin embargo, debemos ser capaces de diferenciar lo que nos conviene de aquello que puede hacernos daño o dañar a otros.
Entonces, si se me permite hacer cualquier cosa, ¿cómo saber si aquello que me agrada es pecado o no?
La madre de Juan Wesley dijo lo siguiente:
«Toma como regla lo siguiente: Todo lo que debilita tu razonamiento daña tu conciencia, oscurece tu visión de Dios, dificulta el placer de las cosas espirituales o aumenta el ascendiente del cuerpo sobre la razón, todo eso es pecado»
Es decir, tenemos que ser capaces de discernir cuáles son aquellas cosas que aunque nos gusten van en contra de Dios y de nuestra vida espiritual.
Debemos procurar siempre aquellas cosas que nos acercan más a Dios. Que nos permiten conocerlo más, que nos edifican y, al mismo tiempo, también edifican a nuestro prójimo.
Para lograrlo, debemos pedirle a Dios su sabiduría y que nos dé la capacidad de distinguir las cosas que nos edifican de aquellas que nos destruyen.
Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla.
Santiago 1:5 (NTV)
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