En la vida confrontaremos muchas pruebas, pero si no sabemos contra quién luchamos es más factible que seamos derrotados. Por eso es necesario conocer a tu enemigo. Reconocer las diferencias entre nuestros aliados y los que están en nuestra contra en la batalla de la vida.
La verdad es que si hay un humano que puede ser nuestro enemigo, mirémonos bien, no vaya a ser que seamos nosotros mismos. ¿Cómo? Por las decisiones que tomamos. Siempre hay opciones. Debemos aprender a escoger las mejores.
Pero nuestro enemigo superior es la manipulación de la oscuridad que nos murmura mentiras o cosas del pasado. Esa voz silenciosa o pensamientos inquietantes que nos trae a la memoria las veces que hemos fallado. Todos fallamos, pero fuimos perdonados al arrepentirnos.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Efesios 6:12 (RVR 1960)
Una vez que reconocemos a nuestro enemigo y nos vestimos con la armadura de Dios, los demonios saldrán espantados ante el poder del Espíritu, y con solo mencionar el nombre de Jesús, Su poderoso nombre, los hace temblar y alejarse. Tenemos armas poderosas contra el enemigo, porque tenemos a Dios.
Dios nos ha dado las herramientas que necesitamos para vivir mejor, con la guía de vida, la Biblia. Y nos ha dado las armas para defendernos del enemigo y de nosotros mismos, la armadura de Dios para permanecer firmes y con fe, salir adelante victoriosos.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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