Amelia, una mujer de Australia que trabajaba como stripper y no creía en Dios, comenzó a consumir drogas y alcohol en un intento de llenar el vacío que sentía en su vida.
En un momento determinado, decidió hacerse un tatuaje en su parte trasera como una forma de desafiar al Señor y burlarse de Él; no obstante, durante su visita al estudio de tatuajes, ocurrió un evento inesperado.
“Mi cuerpo quedó paralizado en la mesa de tatuajes, mi cuerpo quedó completamente paralizado”, contó en un video en Instagram.
“Jesús literalmente me mostró: ‘Si continúas en este camino, este será tu infierno por toda la eternidad’. Me estaba avisando”, confesó.
Poco después, los movimientos de Amelia se estabilizaron. Al abandonar el estudio, tuvo un encuentro con Dios en su automóvil y vivió una renovada experiencia, en la cual supo identificar que el Señor la estaba buscando y ella comenzó a sentirse desesperada por sentir su presencia.
“Estaba realmente desesperada gritando a Dios: ‘Revélate a mí’”, dijo.
Amelia comentó que el auto se llenó de la presencia de Dios, y mientras le hacía preguntas al Señor, de pronto la radio comenzó a emitir canciones que ofrecían las respuestas.
“El mensaje en la radio confirmó que era salva y que estaba en el camino correcto buscando a Jesús”, dijo.
Ella se arrepintió de sus pecados, dejó sus adicciones y su trabajo como stripper tras su transformación por Dios. Ahora es evangelista y proclama la salvación en Cristo en las calles, acción de la cual le ha llevado a reflexionar sobre la escasez de cristianos que predican la Buena Nueva a los perdidos.
“¡Jesús va a regresar! Y tenemos que salir, la gente necesita saberlo. ¿Por qué preocuparse por lo que piensa el mundo? Tenemos que preocuparnos de lo que Dios quiere”, destacó.
“Un día estaremos delante de Dios. Y Él nos dirá: ‘¿Qué habéis hecho? Tienes todo este conocimiento, ¿qué hiciste para traerme gente?’. La cosecha es mucha, pero los sembradores son pocos. Necesitamos más gente. Dios está llamando a su pueblo”, añadió.
Después de haber vivido una experiencia de ese nivel, confesó que ahora su vida se basa en un solo deseo por seguir fielmente a Jesucristo y renunciando sin dolor al mundo, pues reconoce que en Cristo está todo lo que nunca pudo encontrar.
“Jesús es mi rey, es mi señor, es mi salvador. Sólo quiero verlo y seguirlo. No hay nada que me ate a este mundo, porque en Jesús lo tengo todo. No necesito nada más y se lo agradezco todos los días”, finalizó.
MIRA NUESTRA ACTIVIDAD EN LAS REDES SOCIALES