El cristiano tiene recursos para llevar una vida agradable a Dios, la oración es una de ellas. La oración nos permite estar en sintonía con nuestro Padre, nos hace estar atentos a nuestra vida espiritual y también hace que nos mantengamos vigilando.
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Mateo 26:41 (RVR 1960)
El ser humano tiene debilidades, pero con la ayuda de Dios podemos superarlas. Además, es nuestro deber estar atentos y vigilantes de nuestra vida espiritual, para enfrentar cualquier adversidad e incluso el encontrarnos con Dios.
Hay demasiadas cosas que nos pueden distraer de lo que realmente es importante. Muchas veces la distracción ingresa en nuestra vida sutilmente, haciendo que poco a poco dejemos de darle la prioridad a Dios, a nuestra comunión con él.
¿Qué te ha distraído estos últimos meses? Vigilar es algo podemos hacer, pero cuando añadimos la oración, el poder de Dios se manifestará en nuestra vida.
Prioricemos nuestra comunión con Dios para no dejar de lado lo que es realmente importante, porque lo demás es añadidura si buscamos a Dios en primer lugar.
La Palabra nos alienta a velar, seamos cuidadosos en ello.
Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.
1 Pedro 4:7 (RVR 1960)
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