Nadie se puede jactar de merecer el amor de Dios y, sin embargo, ¡su amor es tanto! Es un amor inmenso, incondicional, inigualable, como ninguno, un amor eterno. Inmerecido. Y nos llueve bendiciones una tras otra, cuando lo amamos y lo recibimos como nuestro Dios.
De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra.
1 Juan 1:16 (NTV)
Ese Dios Todopoderoso, Omnipotente, Omnisciente, Sanador. Dios vivo y único, te ama como nadie te amará jamás. Aunque no te creas que lo mereces, porque no es cuestión de obras. Es por esa Gracia Divina que posee, que nos hace Sus hijos, nos cobija y nos protege de todo.
Y solo quiere que tengamos una relación con Él. No una religión, no se trata de hacer una serie de rituales para conseguir Su atención. Él nos demostró desde el primer momento en que nos creó, que nos amaba y quería el bien para nosotros.
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.
Jeremías 29:11 (NTV)
Desde nuestra Creación, y lo podemos leer en la Biblia, Él fue preparando el camino para demostrarnos ese gran amor. La prueba a la que sometió a Abraham, con su hijo, pidiendo que lo diera como sacrificio era para demostrarnos cuánto nos ama, ya que dio a Su único Hijo, Jesús, como paga por nuestros pecados.
Toma a tu hijo, tu único hijo—sí, a Isaac, a quien tanto amas—y vete a la tierra de Moriah. Allí lo sacrificarás como ofrenda quemada sobre uno de los montes, uno que yo te mostraré.
Génesis 22:2 (NTV)
Y nos sigue lloviendo bendiciones aunque no las merezcamos. No nos llueve bendiciones porque nos las hayamos ganado. No. Él se deleita en complacernos. Pero nunca te equivoques y le pidas incansablemente algo que no te da. Acepta que Él sabe lo que es mejor para ti y por ello, pide todo de acuerdo con Su voluntad.
Todos somos diferentes y a algunos les ha sido favorecido el tema financiero. A otros, el tema relacional. A muchos el tema espiritual. Sin embargo, no es para cuestionar a Dios. Él es soberano y debemos temerosamente respetarlo. Él es Dios y solo Él lo es.
No oses pensar que puedes tener soluciones más dignas de un Creador como el nuestro. Con eso, estás cometiendo pecado. Recuerda que así fue que Satanás perdió Su lugar en el cielo, por querer ser más que Dios. Y fue él mismo el que engañó a Eva y Adán ofreciéndoles esa fruta con la línea de que serían como Dios.
—¡No morirán!—respondió la serpiente a la mujer—. Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.
Génesis 3:4-5 (NTV)
Solo mantente cerca de Dios, con actitud constante de agradecimiento y reconocimiento de Su Soberanía. Respetándolo como Dios, respetando Tu cuerpo como creación Suya y como lugar donde habita el Espíritu Santo que Él nos da cuando lo invitamos a ser nuestro Salvador.
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