“Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.” Ezequiel 47:1-3. 1) “El agua hasta los tobillos” representa a aquellos que conocieron al Señor, están en lo que comúnmente se llama “el primer amor”. Si bien las aguas no son muy profundas, las personas comienzan a experimentar el descanso de estar en comunión con Dios. 2) “El agua hasta las rodillas” es el símbolo de aquellos que no se quedaron solo con la conversión, han sido salvos, pero buscan del Señor en obediencia, se bautizan, como símbolo de la muerte a la vieja vida y comienzan a integrarse en una iglesia local, participan de la Santa Cena, involucrándose en el servicio dentro de su iglesia. Este es un gran paso de fe, es el camino a la consagración que sólo se logra a través de la oración, y lectura de la Biblia. 3) “Hasta los lomos”: Este grupo no se conforma con la salvación, ni con ser miembros activos de la iglesia, ahora van en busca de la consagración y santificación procurando la llenura del Espíritu Santo. Comienzan a pensar en los planes de Dios y negarse a sí mismos. De todas maneras aún así, siguen manteniendo sus pies sobre el piso, como afirmándose a cierta seguridad al menos a los ojos humanos. Ya no estamos parados sobre el fondo del río y nos dejamos llevar por la corriente del Espíritu. Como dice el Apóstol Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20) Este es el estado donde permitimos que Dios nos use para hacer su voluntad y el cumplimiento de Sus planes en nuestra vida. La profundidad de estas aguas, representa la profundidad de nuestra seguridad en saber quiénes somos en Cristo. ¿Hasta donde te llega el agua actualmente? No me hables de lo que pasó hace años, hoy ¿donde estás? Dios quiere que sigamos sumergiéndonos en Su río, quizás implicará el perder algo del control que nos gusta tener sobre nuestra vida, pero el resultado será precioso porque al cumplir la voluntad de Dios, nos sentiremos plenos y con gozo. ¿Tienes sed de Dios, buscas mas de El? No te conformes con menos, no quedes con la bendición a la altura de los tobillos, sumerge completamente tu ser, para que todas las áreas de tu vida reciban sanidad. Te animo a buscar de Dios con la actitud de un sediento que busca con desesperación el agua y El te saciará. Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Salmos 42:1-2.
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