Para algunos el consuelo es tener todo marchando bien en la vida; eso les hace sentir bien, tener todo lo que desean, buena salud y lo que requieren para cubrir sus gastos. Para otros, el consuelo es tener una voluntad a prueba de todo y lograr recibir los problemas con buena cara.
Muchos están buscando por caminos errados el consuelo de no sentir el dolor o la preocupación, recurriendo a bebidas alcohólicas y otras drogas. Queriendo escapar de la realidad o entumecer sus sentimientos y su cuerpo se van a problemas peores.
Por eso, nuestro mejor consuelo proviene de Dios. Cuando sentimos que todo está fuera de orden, Él nos ayuda a ponerle orden. Tener a Dios en la ecuación, tenerlo en nuestra vida lo cambia todo. Y no significa que no vamos a tener problemas, quiere decir que no los dejaremos afectarnos de esa manera.
El Señor volverá a consolar a Israel y tendrá piedad de sus ruinas. Su desierto florecerá como el Edén, sus lugares desolados como el huerto del Señor. Allí se encontrarán gozo y alegría; los cantos de gratitud llenarán el aire.
Isaías 51:3 (NTV).
Cuando conocemos de Dios y lo hacemos parte de nuestra rutina diaria y lo incluimos en nuestra vida, en nuestras decisiones y le consultamos todo, las cosas marchan mejor. Para comenzar, sentimos Su maravillosa e inigualable paz. Sentiremos ese gozo y alegría de la que habla la porción de Escritura anterior.
Aferrados a las promesas de Dios podemos ir por la vida sintiéndonos consolados, sin importar las circunstancias. La vida y sus situaciones nos dicen una cosa, pero Dios y Sus promesas nos dicen otra. Por tanto, meditemos siempre en Su Palabra y aferrémonos a esas maravillosas promesas.
Recuerda la promesa que me hiciste; es mi única esperanza. Tu promesa renueva mis fuerzas; me consuela en todas mis dificultades.
Salmos 119:49-50
Dios te ama, Él quiere bien para ti, Dios está contigo si lo llamas, el Señor interviene en tu vida si se lo pides. Es un Dios maravilloso que no se impone y nos ayuda cuando lo necesitamos.
No decaigas ni sientas desconsuelo, Dios te conoce y sabe lo que sientes. Hazlo parte de tu rutina y de tu vida.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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