Las cosas pequeñas suelen ser poco valoradas en muchas ocasiones; sin embargo, ellas también son importantes y merecen nuestra atención.
Se cuenta que cierto banquero rico, conocido por su filantropía, era muy descuidado sobre cosas pequeñas, entre ellas las facturas o recibos pequeños que recibía.
Un día recibió la visita de su pastor, que deseaba que lo acompañara a la casa de un hombre que había intentado suicidarse.
Se trataba de un zapatero, quien estaba inconsciente cuando llegaron con una gran cuchillada en su cuello.
La familia estaba en una angustia mortal. La esposa contó que se hallaban sin comida ni recurso alguno desde hacía ya varios días, y su marido había ido a cobrar una antigua factura, adeudada hacía mucho tiempo, por una familia muy rica.
El hombre había vuelto sin un centavo, pues no había podido cobrar la deuda y en un momento desesperado se había infligido la herida.
La factura la adeudaba un banquero muy atareado y se hallaba en un montón de papeles del cual ni hacía caso. El hombre había reparado muchos zapatos de la familia, pero los recibos se habían ido acumulando sin ser pagadas.
El zapatero se recobró y tuvo un amigo y protector en el banquero durante el resto de su vida, ya que el ricachón olvidadizo pagó sus facturas con regularidad a partir de entonces.
Normalmente, le prestamos atención a las cosas que para nosotros son importantes, pero no reparamos en que aquello que subestimamos puede tener una importancia vital para otros.
Incluso, muchas veces subestimamos alguna tarea que nos encargan en la iglesia, pensamos que como nadie nos verá no importa cómo lo hagamos. Sin embargo, Jesús ilustra el reino de los cielos con una parábola y casi al final dice:
El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!
Mateo 25:21 (NTV)
No olvides que todo lo que hacemos es importante, vivamos como hijos de Dios, reflejando su amor y haciendo las cosas con excelencia, porque lo que puede ser algo sin importancia para uno, para otro puede ser una cuestión de vida o muerte.
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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