Es doloroso escuchar a algunos padres lamentarse por las actitudes sus hijos. Particularmente, recuerdo un caso triste, el de una madre que adoptó un niño al que cuidó con mucho esmero; pero cuando este hijo llegó a la adolescencia dejó de respetarla y en ocasiones le robaba dinero para gastarlo con sus amigos. La mujer castigó de diferentes formas a su hijo y siempre se preguntaba: ¿Hasta dónde más tendré que castigarlo?
Sin duda alguna, al observar el dolor de esta madre, considero que todos quisiéramos darle a este hijo ingrato una lección; sin embargo, no podemos ignorar que en ocasiones actuamos del mismo modo. La Biblia nos muestra el lamento de un padre: “¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, generación de malvados, hijos corrompidos! Han abandonado al Señor, han despreciado al Santo de Israel, se han apartado de Él. ¿Dónde más seréis castigados? ¿Continuaréis en rebelión? Toda cabeza está enferma, y todo corazón desfallecido.” Isaías 1:4-5 (LBLA)
En este pasaje podemos observar el sollozo y dolor del Señor, cuando pregunta ¿Hasta dónde más serás castigado? ¡¿Qué es lo que estás esperando para volver y renunciar al pecado?! ¿Continuarás desobedeciendo? Es doloroso ver a alguien que amas destruir su vida y, seguramente en su tiempo, cualquier padre tendrá que “soltar” a sus hijos para dejar de sufrir y, además, permitirle asumir la responsabilidad de sus actos le ayudará a cambiar.
Por esta razón, si recibiste un castigo de tu Padre Dios, este es solamente una muestra de su amor para que abras tus ojos y vuelvas al camino correcto, Él te ama y llora porque te estás perdiendo. Te animo a reflexionar para tomar el camino correcto, no olvides que tu padre está esperando que vuelvas a casa.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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