Posiblemente alguna vez has oído o cantado esta canción: “Jonás no hizo caso a la palabra de Dios por eso del mar profundo un pez se lo comió ” Además de ser una canción bonita, contiene una gran verdad, pues cuando Dios llama y el hombre se resiste a oír y obedecer, Él moverá todo para alcanzar a quién llamó. Jonás fue llamado a predicar en Nínive pero intentó huir de la responsabilidad que Dios le había dado y en medio de su huida en barco, una tempestad lo alcanzó y cayó en el estómago de un pez gigante y allí pasó tres días hasta que se arrepintió. ¡Dios movió el mar para alcanzar a Jonás, quién tenía una misión! “Ahora bien, el Señor mandó un poderoso viento sobre el mar, el cual desató una violenta tempestad que amenazaba con despedazar el barco” Jonás 1:4 (NTV). Para muchos escapar es la respuesta a sus problemas y responsabilidades pero escapar es el acto más cobarde y egoísta que puede hacer el hombre. Cada verdadero hijo de Dios tiene una misión (Proclamar las buenas nuevas), Marcos 16:15 dice: “Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos”, la misión ya fue dada a cada uno de aquellos que ha tenido el privilegio conocer y aceptar a Cristo en su corazón. Ahora, ¿Cuántos de nosotros hemos estado cumpliendo con la misión? Así como Dios movió el mar para llamar a Jonás a cumplir lo que le había encomendado, así también Dios puede mover nuestras vidas. No esperes a que Dios mueva el piso donde estás parado para que cumplas lo que te ha sido encomendado, sé valiente y comienza a ser obediente a la voz de Dios.
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