El anuncio del Vaticano de abrir por primera vez en 25 años “Puertas Santas” durante el Año Jubilar de 2025 ha generado tanta intriga como escepticismo.
La ceremonia incluye la apertura de cinco puertas en basílicas romanas y una en la prisión de Rebibbia, enfatizando un mensaje de esperanza en tiempos de crisis global, aunque su fundamento bíblico es cuestionable, ya que no hay precedentes en las Escrituras que respalden este ritual.
El Papa Francisco ha descrito esta ceremonia como un símbolo de renovación espiritual, vinculada a la temática de “Peregrinos de la esperanza”, que busca transmitir un mensaje positivo, incluso a los prisioneros.
Sin embargo, la idea de abrir puertas como un acto de salvación no se encuentra en la Biblia, lo que lleva a reflexionar sobre si estas prácticas tienen origen en tradiciones medievales más que en principios evangélicos.
Además, el concepto de portales espirituales, explorado por investigadores como LA Marzulli, sugiere una dimensión más profunda en la discusión sobre la influencia de estos rituales en lo espiritual y la posible apertura a fuerzas tanto benignas como malignas.
LA Marzulli sostiene que existen puertas y portales en la Tierra Prometida que juegan un papel crucial en la actividad sobrenatural, vinculándolos a los antiguos Nefilim. Sugiere que estos portales pueden actuar como conductos para el engaño demoníaco en la actualidad y están relacionados con profecías sobre el fin de los tiempos.
Según él, estas fuerzas espirituales tienen la capacidad de engañar incluso a los elegidos, como se menciona en Mateo 24:24.
Las Puertas Santas del Vaticano plantea la posibilidad de que estas ceremonias sean más que simples símbolos, sugiriendo que los fieles podrían estar participando en prácticas espirituales desconocidas para ellos.
La Biblia advierte sobre rituales que pueden abrir puertas a fuerzas espirituales ajenas a la voluntad de Dios, lo que suscita la pregunta sobre qué podría ingresar a través de estas “Puertas Santas”.
Los cristianos deben actuar con discernimiento, ya que aunque la Iglesia afirma que estos rituales promueven la renovación espiritual, pueden desviar la atención de la simplicidad del Evangelio. La obra de Cristo, que ofreció la salvación de manera definitiva, no necesita ser complementada por ceremonias físicas, ya que su sacrificio es suficiente para la redención.
Las advertencias de Marzulli subrayan la importancia de estar alerta en una batalla espiritual, recordando que la verdadera esperanza del cristiano debe estar centrada en Jesucristo, y no en rituales o tradiciones que podrían desviar la atención y abrir puertas no deseadas a influencias espirituales.
En última instancia, la salvación y la esperanza descansan únicamente en la obra de Cristo, no en la apertura de puertas físicas.
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