Los cristianos árabes y palestinos han comenzado a reinterpretar la figura de Jesús, enfatizando su papel como un guerrero secular en la lucha por la justicia social, en oposición a la ocupación.
Esta visión provocativa requiere una reescritura de la narrativa bíblica, eliminando referencias a las promesas que Dios hizo a las figuras patriarcales como Abraham, Isaac y Jacob.Abeer Khshiboon, una cristiana árabe israelí y candidata a doctora en teología, explora este tema en su artículo recientemente publicado. Ella propone una imagen de Jesús como un revolucionario en lugar de la figura religiosa tradicionalmente reconocida. Al alinearlo con las luchas de los marginados y criticar el sistema religioso de Jerusalén, su enfoque sugiere un cambio de paradigma en la comprensión del ministerio de Jesús, enfatizando la redención social y la integración de los excluidos.
Además, aboga por reconocer la identidad palestina como parte de la herencia israelita, desafiando la reivindicación exclusiva del Israel contemporáneo.
La teología de la liberación palestina que emerge de esta perspectiva presenta a Jesús como un palestino bajo ocupación y define el cristianismo como un movimiento de derechos humanos.
Sin embargo, este enfoque ha generado tensiones entre los cristianos árabes israelíes y aquellos que se identifican con la experiencia palestina, con algunos críticos comparando esta teología con conceptos tradicionales de supremacía religiosa y reemplazo.
“La Teología del Reemplazo enseña que la Iglesia reemplazó a los judíos como beneficiarios de los pactos de Dios. La TLP va un paso más allá, diciendo que los judíos nunca tuvieron un lugar de favor en primer lugar. En algunos casos, borran a Israel de la Biblia por completo. Muchas iglesias palestinas que enseñan la TLP han cambiado los Salmos eliminando toda referencia a ‘Israel’ y Sión”, dijo Shelley Neese, vicepresidenta de The Jerusalem Connection Report, comparando este caso con la Teología de la Liberación con la Teología del Reemplazo y el Supersesionismo.
“Es una peligrosa herramienta de propaganda utilizada con astucia… para socavar el derecho de Israel a la tierra. Mientras tanto, esta teología antisemita impulsada políticamente y carente de Evangelio se esconde tras una fachada de paz, justicia y amor”, concluyó Neese.
En una entrevista sobre su novela “The Stranger”, Khshiboon describe las palabras “Palestina” e “Israel” como conceptos más que como meras referencias geográficas.
Señala que “Israel” encapsula un sistema militar y colonial, mientras que “Palestina” simboliza un anhelo de libertad que ha sido históricamente inalcanzable. Además, critica el sionismo por su asociación con el judaísmo, enfatizando que muchas personas judías se oponen a las prácticas sionistas en nombre de su religión.
Esta reinterpretación, sin embargo, minimiza su relación con la Divinidad, un aspecto central en la teología cristiana.El artículo también critica la estructura del Estado-Templo de Jerusalén por oprimir a los galileos y establece paralelismos con el sionismo moderno. Khshiboon argumenta que el sionismo, al igual que los imperios del pasado, ha desconectado a los palestinos de su herencia bíblica e identidad.
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