Existen personas que creen que la labor de llevar las Buenas Nuevas es solamente de los pastores o líderes de la iglesia; sin embargo, todos tenemos que cumplir, pues nadie hará nuestra parte.
Cuentan que un creyente, que tenía la mala costumbre de llegar tarde a la iglesia, preguntó a miembros de la misma que se cruzaron en su camino:
Con esa respuesta el hombre entendió que no sólo era importante la puntualidad como una virtud, sino que es responsabilidad de toda la iglesia que la predicación del Evangelio sea hecha.
Dios nos ha asignado a todos una tarea, una responsabilidad y es nuestro deber cumplirla, nadie más puede hacerlo por nosotros.
Un sermón se completa no cuando termina la reunión, sino cuando lo ponemos en práctica en nuestras vidas. Predicar a quienes nos rodean con nuestro ejemplo y acciones es responsabilidad de cada uno.
No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos.
Santiago 1:22 (NTV)
Tu entono, las personas que te rodean, tu vida, etc. son únicos y por eso, la labor que se te ha encomendado es solo para ti. Dios te dio dones y talentos acordes a la tarea que debes cumplir, no te descuides.
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