En medio del ritmo acelerado de la vida, hay momentos en los que necesitamos detenernos. Respirar. Mirar más allá del tiempo, más allá de nuestras circunstancias. Porque existe una verdad eterna que sostiene el universo… y también tu vida: Jesucristo es el Alfa y la Omega.
Él es el principio y el fin. El que es, el que era, y el que ha de venir. El Todopoderoso.
El apóstol Juan, exiliado en la isla de Patmos por causa del Evangelio, vivió una experiencia transformadora. En medio de su soledad, recibió una visión gloriosa: vio a Jesucristo resplandeciente, y cayó como muerto ante su majestad. Fue impactado en espíritu, alma y cuerpo.
En ese momento, el Señor se le reveló con un nombre que trasciende el tiempo: “Yo soy el Alfa y la Omega.” Alfa es la primera letra del alfabeto griego; Omega, la última. Es como decir: “De la A a la Z.” Jesús está antes de todas las cosas… y permanecerá más allá de lo que a este mundo le ocurra.
Si Él es el principio y el fin, entonces también tiene autoridad sobre todo lo que está en medio. Sobre cada etapa de tu vida. Sobre cada historia humana. Sobre cada evento histórico. Nada escapa a su soberanía.
Dios no improvisa. El azar no existe para Él. La suerte no lo impresiona. Él dirige la historia de la humanidad… pero también cada detalle de tu vida.
¿Quién puede contender con Jesucristo? ¿Quién puede hacerlo desistir de su voluntad? ¿Quién puede manipularlo para que cambie sus estándares?
Él es el que es, el que era, y el que ha de venir. El Hijo del Dios eterno. Conoce cada rincón de tu corazón… y aun así te ama. Fue a la cruz por ti. Te llama por tu nombre. Te sostiene con su mano.
En griego, se le llama pantokrátor: “El Gobernante de todo.” “El que sostiene todas las cosas.” “El que tiene todo en su mano.” ¡Aleluya! Él lo sustenta todo: tu vida, tu familia, tu futuro… Nada está fuera de su control.
Tal vez hoy sientas que tu situación es demasiado complicada. Que el tiempo se te escapa. Que el final se acerca…
Pero recuerda: Jesús es el principio y el fin. Y todo lo que hay en medio también le pertenece.
Como dice Isaías 44:6: “Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.”
Pon tu confianza en tu Redentor. Dale el control de toda tu vida. Él jamás te fallará.
Porque si Él es el Alfa y la Omega… Entonces tu historia está segura en sus manos.
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