Muchas veces pedimos de acuerdo a nuestros planes, a lo que pensamos que es mejor para nosotros, sin consultar con Dios acerca de su voluntad para nuestra vida y desconociendo lo que nos conviene.
El pastor William Hendrikson ilustraba el ministerio del Espíritu Santo citando a otro pastor que conocía mucho y dijo en su funeral:
Ustedes estaban orando: ¡Oh Dios, protege su vida porque lo necesitamos muchísimo!; pero la oración más eficaz a favor de ustedes era la del Espíritu Santo que decía: Tómalo, porque esta congregación está apoyándose demasiado en él y no en Ti.
Es probable que te preguntes por qué Dios no ha respondido a tus oraciones de la manera que quieres y, probablemente, se deba a que lo que pides no es lo que más te conviene y por lo tanto, no está dentro de Su voluntad.
A todos nos ha pasado alguna vez que le pedimos a Dios cosas que quizás solamente son para satisfacer caprichos y gustos y no tanto así una necesidad como tal.
Y no está mal pedirle también esas cosas a Dios porque Él es nuestro Padre; sin embargo, no nos dará nada solamente por un capricho, sino que Él ve más allá y sabe si aquello que le pedimos va a ser de bendición o nos traerá dolor más adelante.
Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites
Santiago 4:3 (RVR1960)
Lo bueno es que no estamos solos y tenemos a alguien que intercede por nosotros y sabe lo que nos conviene.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Romanos 8:26 (RVR1960)
Por eso, cuando veas que una oración parece no ser contestada, recuerda que Dios sí te escucha, pero Él sabe qué es lo mejor para tu vida; no te enojes y agradece.
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