El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
Eclesiastés 11:4 (RVR 1960)
Concentrarnos solo en las circunstancias exteriores muchas veces nos desenfocan de lo que debemos hacer. Necesitamos enfocarnos en lo que podemos realizar, pese a los riesgos, para así alcanzar lo que anhelamos.
¿Estás postergando aquello que tienes que realizar?
La labor de un agricultor no es sencilla de realizar y muchas veces es compleja, porque su cosecha depende de muchos factores externos a su trabajo; sin embargo, este rubro continúa brindando su producción para alimentar a la población.
Así el agricultor corre riesgos cada vez que decide sembrar, porque una inundación, sequía o plaga, puede echar a perder todo el esfuerzo de su trabajo. Es así que ante el riesgo, toma la valiente decisión de continuar, sin ponerse a pensar tanto en lo que pudiera salir mal.
Aquella semilla que está en ti, como un sueño de parte de Dios, una meta, un trabajo o algo que quieras conseguir, debe ser sembrada y labrada para que pueda ser realidad, pese a lo impredecible de los riesgos y circunstancias no favorables.
Siembra tu semilla por la mañana, y por la tarde no dejes de trabajar porque no sabes si la ganancia vendrá de una actividad o de la otra, o quizás de ambas.
Eclesiastés 11:6 (NVT)
No te detengas, recuerda: El que al viento observa, no sembrará
Deja de esperar que todo esté todo a tu favor, encomienda aquello que quieres realizar a Dios, para que te impulse a lograrlo. El trabajo que realices no será en vano, pues recibirás el fruto de tu inversión.
Continúa con el sueño que Dios te dio y que quedó paralizado. Asegúrate que Dios es parte de lo que quieres alcanzar y si es así, entonces comienza a dar pasos de fe, sabiendo que Dios es quien te respalda y que bendice el esfuerzo de tu trabajo.
Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.
Proverbios 16:3 (RVR 1960)
Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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