Porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará ni te destruirá, no se olvidará del pacto que les juró a tus padre (Deuteronomio 4.35) Prometes reunirte a tomar el desayuno con tu amiga el próximo sábado. Una emergencia familiar te obliga a estar fuera de la ciudad hasta el viernes por la noche. No te has olvidado del compromiso que tienes para el sábado por la mañana, ¿pero lo habrá recordado ella? De todos modos, decides acudir a tu cita. Al llegar al restaurante, ves que ella ha llegado y te espera. “¡guao!”, dices, “ni siquiera la llame para recordárselo y está aquí, antes que yo”. El caso es que tú eras tan importante para ella que no lo olvido. Eso te hace sentirte tan bien que no puedes ocultar tu alegría. Para Dios tú eres mucho más importante. Confía en El cuándo dice que no olvidará ninguna de las promesas que te ha hecho. Él no va a perder su calendario ni se va a olvidar de tu número telefónico. Nunca se va a dejar plantado. Es su promesa.
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